La Reina y el Motor
Pocos son conocedores de la afición de la reina Isabel II de Inglaterra por los coches y el motor, por ello, desde la organización de la 550 Challenge de Mallorca, queremos rendir un pequeño homenaje a la soberana, recordando algunos de sus vehículos y algunas de sus anécdotas al volante.
La pasión por el volante le vino desde muy joven, y aunque nunca llegó a sacarse el carnet de conducir, ya que gozaba de inmunidad, disfrutó de grandes joyas británicas del motor como Jaguar, Rolls-Royce, Bentley o Land Rover, que eran sus marcas preferidas, o de otros marcas como Mercedes, Vauxhall o Ford.
En la Segunda Guerra Mundial, durante su labor en el Servicio Auxiliar Territorial del Reino Unido del Ejército Británico, la reina descubrió su pasión por el mundo automovilístico mientras aprendía de mecánica y realizaba labores de reparación y mantenimiento a los diferentes coches de las tropas británicas, además de conducir todo tipo de camiones militares.
Aunque Isabel II prefería ponerse al volante siempre que fuese posible, la monarca británica viajaba también en el asiento de atrás por su condición de soberana, ello le permitió conocer y disfrutar de primera mano vehículos de todo tipo, desde los más austeros como el Land Rover Serie 1 de 1940 hasta las limusinas y 4x4 más lujosos del siglo XXI.
Uno de los primeros vehículos a destacar, es el carruaje de oro con el que recorrió las calles de Londres el día de su coronación como Reina el 2 de junio de 1953. Conocida con el nombre de Gold State Coach, que fue construida en 1762 por encargo del rey Jorge III y de la que la monarca siempre recordaba la incomodidad de sus asientos de cuero.
El Daimler DE 36 Landaulette, fue el vehículo elegido para realizar una de sus primeras giras internacionales. Un modelo con motor de ocho cilindros en línea que fue utilizado por muchas casas reales como la holandesa, la monegasca o la saudí y del que únicamente se produjeron 205 unidades.
Por el Castillo de Windsor se vió en varias ocasiones a la monarca británica a los mandos de un Jaguar X-Type Estate, que aunque no fuese el modelo más exclusivo de la reina, si cumplía con el requisito de ser británico, además de ser de color british racing green.
Bentley ha sido otra de las marcas preferidas de Isabel II, utilizando en incontables ocasiones modelos como el Bentley State Limousine, por su comodidad y lujo en el asiento de atrás. Con un motor V8 biturbo de 6.75 litros con 400 CV, únicamente se fabricaron dos unidades en 2002, con un coste de 10 millones de libras esterlinas por unidad y ambas para la Familia Real Británica. Como curiosidad podemos contar que en el año 2009 se modificaron para utilizar gas como combustible, están completamente blindados, las cabinas pueden aislarse para soportar ataques de gas y los neumáticos están reforzados con kevlar.
Su amor por el campo y los 4x4 hizo que la reina conociese todas las versiones de Land Rover, por sus excelentes capacidades para moverse por cualquier terreno y solventar cualquier obstáculo, aunque no estuviese dotado de grandes lujos y comodidades.
Tal era su pasión por los todoterrenos, que llegó a tener más de 30 Range Rover, uno de los modelos favoritos de la soberana por tanto. El modelo híbrido Range Rover LWB de 2015 con techo solar de tela, fue uno de los últimos modelos de los que disfrutó Isabel II. El capó escondía 340 CV con un motor V6 turbodiésel de 3.0 litros asociado a un motor eléctrico. Como dato anecdótico, cabe señalar, que esta era la cuarta vez que Land Rover fabricaba un coche State Review para la reina, que era perfecto para las ceremonias en las que era apropiado que la soberana pasase revista a las tropas desde un todoterreno británico.
Para terminar con este repaso por los vehículos de la reina Isabel II, no podíamos pasar por alto un detalle con el que personalizaba sus coches, la mascota en el capó. Corgis o labradores adornaban sus automóviles, siendo una figurilla de labrador con un faisán en la boca, la que utilizaba en los últimos años.